Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo

Movimiento Contra la Tortura, Sebastián Acevedo (MCTSA)

Dentro de este contexto sociopolítico nació el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo (MCTSA), que se caracterizó por su eficiencia estratégica en actos de protesta pacífica contra la tortura; eventos callejeros tipo relámpago, que impactaron a la opinión pública ya que no solamente denunciaron la tortura como atrocidad del régimen; sino que constituyeron una verdadera escuela popular itinerante, formando conciencia de la violencia como estructura e instrumento de dominación, y por lo tanto, contraria a una socialización ciudadana democrática.

El Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo (MCTSA) fue un movimiento autónomo y de gran cohesión interna. Sus integrantes se comunicaban entre sí con el lenguaje de la noviolencia y sus acciones colectivas tenían como objetivo llamar la atención de la opinión pública de que en Chile se torturaba y de que debía terminar para siempre. MCTSA es un organismo formado por participantes independientes de toda militancia y estaba compuesto de hombres, mujeres, ancianos y jóvenes: Entre sus miembros se encuentran ciudadanos chilenos y extranjeros, laicos y religiosos.

El espectro político representado por sus participantes es pluralista. Muchos participan en partidos políticos y otros son independientes. Las prácticas noviolentas de denuncia contra la tortura que desarrolló regularmente el grupo MCTSA tuvieron como escenario el interior y exterior de templos, tribunales de justicia y demás instituciones públicas. Se distribuyeron miles de cartas que informaban de los lugares en que a ciudadanos chilenos se les transformó en víctimas de brutales apremios físicos y psicológicos. Participaron en liturgias y vigilias para rogar por la libertad de los prisioneros políticos y para que aparecieran con vida los desaparecidos por el gobierno militar.

El repertorio de métodos de lucha o "sistema de armas no violentas" (Sharp) utilizado por MCTSA fue muy variado. Sus practicantes confesaron "que aprenden en la medida que participan" y que ellos mismos diseñaron nuevos métodos para situaciones específicas. En este sentido fueron en extremo creadores y echaron a mano de elementos culturales que clarificaron los mensajes dirigidos tanto al público observador como a los ejecutores de la tortura. El éxito alcanzado por las acciones colectivas se debió, sin duda, a su certera historia como movimiento y eficiente organización y -.a su focalización en un objetivo común: el cese de la tortura en Chile.